​​​       SOS-SOPLO DE SANTIDAD

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MINISTERIO CATOLICO MISIONERO DE EVANGELIZACION 

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LITURGIA DE LA PALABRA


Salmo responsorial


Sal 15

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. 
R/. 

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.  
R/. 


Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. 
R/.


Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
 R/.










Comentario al Evangelio del jueves, 1 de junio de 2017


Severiano Blanco, cmf

Queridos hermanos:

Se podría decir que estas palabras de Jesús en el huerto, poco antes del arresto final,

son para el Evangelio de Juan algo así como el testamento de Jesús, la expresión

de sus últimas voluntades. En el texto de hoy hay un deseo muy especial de Jesús:

que sus discípulos sean uno como el Padre y el él son uno. Jesús habla de la unidad.

Pero no es una unidad cualquier la que se tiene que vivir en la comunidad

de sus discípulos, en la Iglesia. Tiene que ser una unidad como la que él vive

con el Padre, con su Abbá. 

      En nuestro mundo se habla mucho de unidad y pocas veces se consigue.

Es que también hay formas diversas de conseguir la unidad. En el ejército,

por ejemplo, todos funcionan bien unidos, hay una gran disciplina. Se consigue

a base de autoridad clara, de una línea de mando que todos saben que tienen que

obedecer. Sin rechistar. Para el que dice algo hay prevista una sanción severa.

No creo que esa sea la unidad que nos pide Jesús a los que le seguimos. 

      Porque unidad no es uniformidad. No significa que todos tengamos que pensar igual,

que vestir igual, que hacer y decir las mismas cosas. Eso podría ser un pelotón

de autómatas pero nunca la comunidad de Jesús. 

      La comunidad de Jesús tiene que vivir la unidad al estilo de la relación que hay

entre el Padre y el Hijo. Lo primero que hay que decir es que esa unidad no se basa

en la disciplina ni en el temor a la sanción. Es una unidad que florece como

consecuencia del amor mutuo, de la donación total del uno al otro. Lo segundo

es que una unidad que florece en la tierra de la libertad. Hay que recordar

aquello que decía Pablo: “Para ser libres nos liberó el Señor”. 

      Por tanto, tenemos que construir nuestra unidad en el amor y en la libertad.

Y no hay más instrumento que el diálogo, la escucha, la empatía, el trato personal.

La unidad no se construye desde ya a golpe de orden y autoridad. Se va haciendo

poco a poco. Es proyecto más que realidad. Es tarea de todos a partir siempre

del respeto al otro. Es don ciertamente pero también es compromiso y esfuerzo

de todos. 

      Jesús oró para que esa unidad se realizase en su Iglesia. Ahora es tarea nuestra

hacerla realidad. Para que en esta casa del reino nadie quede fuera, excluido,

y todos nos sintamos miembros de la única familia de Dios.

















Oracion Colecta
Señor Dios nuestro,celebramos hoy la memoria
del filósofo y mártir San Justino.
Él no cesó de buscar la verdadhasta que encontró a tu Hijo Jesucristo.
Que, como él, estemos también nosotros inquietos
hasta que hayamos descubierto toda la profundidad del amor

de tu Hijo;él que es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, fuente de la verdad y de toda vida,
venimos con pan y vino a unirnos a Jesús tu Hijo
en su alabanza y acción de gracias a ti.
Acepta nuestra gratitud por nuestra fe,
que nos vino como un regalo gratuito tuyo.
Que el Espíritu Santo suscite en nosotros la actitud
de que somos felices por haber encontrado a tu Hijo
y por ser sus discípulos.
Te damos gracias también porque, a través de Jesús,
hemos visto cumplida nuestra búsqueda de vida y amor.
Toda nuestra gratitud
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.

Liturgia Viva del SAN JUSTINO, Mártir
Miércoles, 1 de junio de 2016



Introducción


San Justino, un filósofo que vivió en el siglo II, fue un honesto indagador

de la verdad. Decepcionado por las filosofías paganas, llegó a reconocer

el camino de Cristo como la filosofía verdadera y la verdad total.

Después de su conversión sirvió a la Iglesia como apologista (defensor de la fe)

y fundó en Roma la primera escuela de filosofía cristiana, una especie

de catecumenado para los interesados en el cristianismo.

En esta escuela y en sus escritos Justino presenta al cristianismo como

el completo y sobrado cumplimiento del pensamiento y cultura paganos.

Cuando el juez lo condenó, afirmó, como justificando su propia condena:

“Nadie renuncia a la verdad por el error.” Fue decapitado por su fe.













Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Juan

(17,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí. Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos.» 



Palabra del Señor

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DEVOCION AL SAGRADO CORAZON DE JESUS


MEDITACIONES DEL DIA PRIMERO



​El Sagrado Corazón, modelo de amor


.​1.



¿ Qué motivos han llevado a Jesús a darnos su Sagrado Corazón?

Sólo motivos de amor. Porque nos amó se hizo hombre; porque nos amó sufrió pasión

y muerte; porque nos amó quiso quedarse en la Eucaristía; porque nos amó se dignó manifestarnos las riquezas de su Corazón.

¿Y a quién amó? A criaturas ingratas y culpables, indignas de ocupar uno solo

de sus pensamientos. Nos vio como éramos: pobres, infelices, llenos de corrupción

y de pecado. Por nuestra total miseria nos amó.

¿Y cómo nos amó? No como aman los hombres ni como aman los ángeles; ni como ama

la misma Virgen María. Nos amó como sólo Él puede amar: con amor eterno,

infinito, divino: el amor del Corazón de Dios. Ay, corazón mío, qué gran regalo recibiste:

has sido amado a pesar de tu miseria por el Corazón de todo un Dios

¿Conoces tú hasta qué punto te ha engrandecido Dios haciéndote objeto de su amor?


Se medita unos momentos 



.2.


¿ Y qué pide el Corazón de Jesús a cambio de su amor?

¿Nuestra vida, nuestra salud, nuestras riquezas.

Pide sólo el amor de nuestro corazón. Pide sólo ser amado, no como merece Él,

sino como podemos amar nosotros.

Con una pequeña gota de nuestro corazón se contenta Él y, a cambio, nos regala

el inmenso océano del suyo.

¡Tengo sed!, grita hoy desde el sagrario, como lo hizo desde la cruz.

¡Tengo sed de tu amor! No nos hagamos sordos a este grito del Corazón de Jesús

y amemos su Sagrado Corazón.

¿Y cómo se le puede amar? Guardando su ley, procurando seguir sus enseñanzas,

buscando amigos que lo quieran, ganando almas que un día sean con Él dichosas;

también evitando insultos y menosprecios en su contra, desagraviándole

cuando esos menosprecios existan.

Así nos amamos los seres humanos cuando hay amor entre nosotros.

Así debemos amar a Jesús. ¿Qué haces tú por tu padre, por tu esposa o por tu esposo,

por tu hermano o por tu amigo a quien amas tanto?

¿Cómo les hablas? ¿Cómo los sirves? ¿Cómo los acompañas?

Pues bien, haz lo mismo con el Corazón de tu amigo Jesús y Él estará satisfecho de ti.

Ay de ti si no lo amas por lo menos de la misma manera como amas a tus padres,

a tu esposo o esposa, a tus hermanos, a tus amigos…

Te estás jugando la eternidad.


Se medita y se pide una gracia particular para este día
































Lecturas del Jueves de la 7ª semana de Pascua


Jueves, 1 de junio de 2017


Primera lectura


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles

(22,30;23,6-11):

En aquellos días, queriendo el tribuno poner en claro de qué acusaban a Pablo los judíos,

mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno,

bajó a Pablo y lo presentó ante ellos.
Pablo sabía que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y gritó:

«Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección

de los muertos.» 
Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten todo esto.) Se armó un griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: «No encontramos ningún delito en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu

o un ángel?» 
El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar

a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: «¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio

a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.».
Palabra de Dios

LO QUE NOS PIDAS...HAREMOS

       A DONDE MANDES IREMOS . . .


A A DONDE MANDES...IREMOS

SOS-SOPLO DE SANTIDAD

LO QUE NOS PIDAS HAREMOS

MINISTERIO CATÓLICO MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN

Oración después de la Comunión



Señor Dios nuestro,
nos sentimos felices en la vida
porque tenemos a tu Hijo como nuestro guía.

Ojalá que nosotros, en nuestra Iglesia,
como San Justino en la suya,
sintamos un fuerte deseo de ayudar a otros
a conocer y a amar a Jesús.
Que la loca sabiduría de la cruz
no nos disuada de ser siempre fieles a él
y de proclamarle como el Dios viviente
que entiende nuestros sufrimientos
y que nos hace comprender
que incluso las dificultades de la vida
tienen hondo sentido para nosotros.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.