​​​       SOS-SOPLO DE SANTIDAD

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MINISTERIO CATOLICO MISIONERO DE EVANGELIZACION 

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LO QUE NOS PIDAS...HAREMOS

       A DONDE MANDES IREMOS . . .


A A DONDE MANDES...IREMOS

SOS-SOPLO DE SANTIDAD

LO QUE NOS PIDAS HAREMOS

MINISTERIO CATÓLICO MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN


LOS FRUTOS DE LA DEVOCION A MARIA

   Los frutos de la devoción a la Santísima Vírgen 
son los siguientes:

   a) Quienes la honran obtienen una mayor benevolencia de parte de María.
Ella por su gran poder de intercesión, consigue mayores gracias de Dios para que vivan mejor
 su vida cristiana, conduciéndolos hasta las cimas de la santidad. Ella es la Reina de los Santos.

   b) A los pecadores, que junto con el deseo de enmendarse la honran y se ponen 
bajo su protección, les alcanza la gracia de la conversión y no dejará de socorrerlos
 y de conducirlos a Dios. Ella es Refugio de los pecadores.

   c) A quienes la invocan confiada y perseverantemente, María puede alcanzarles 
la gracia de la perseverancia final, don inestimable,como lo llama San Agustín. 
Y, por eso, le pedimos en el Ave María: 
"ruega por nosotros...en la hora de nuestra muerte".Ella es Auxilio de los moribundos.

   d) Finalmente, si tenemos en cuenta que la devoción a María se deriva de la fe en la Encarnación redentora,

a mayor fe, mayor devoción y, en consecuencia, se confirman en la Iglesia 
los fundamentos de la fe y se desvanecen las herejías. Santa María es Madre de la Iglesia.



PENSAMIENTOS MARIANOS



​​a) Las fiestas de la Vírgen

   En primer lugar está

la participación interior 

(con oración y consideraciones

 personales) y la exterior

(con asistencia

a los actos de culto) 

de las diversas fiestas 

que, a lo largo del año, dedica

la Iglesia para honrar

a la Santísima Vírgen.
 En ellas se le alaba por algún misterio 
de su vida: 

Madre de Dios,

Inmaculada, la Asunción;

o por alguna actuación

en favor de los hombres:

como Reina, Mediadora,

como la Vírgen Dolorosa,

o Nuestra Señora del Rosario; 

por su manifestación singular

en algún lugar donde se le venera:

en Fátima, en Lourdes, el Pilar,

Loreto, en la Villa de Guadalupe (México), etc.

 


Desde los primeros siglos de la Iglesia

comenzaron a surgir devociones marianas,

que el pueblo cristiano, 

con su repetición en tan diversos países y  circunstancias, fue plasmándolas en formas y costumbres que posteriormente la Iglesia

 recogió en la Liturgia y aprobó en su Magisterio. 

De ellas hay algunas que se limitan a grupos,

o países, o a determinadas épocas. 
Otras son universales y se viven por todos aquellos 
que quieren honrar a Nuestra Señora

como"se ha hecho siempre, por todos

y en todas partes" 
(San Vicente de Lerins).





e) Las Tres Aves Marías
   
  No acostarnos nunca sin rezar

con devoción
 tres veces el Avemaría, es costumbre que puede valernos para que nuestros últimos pensamientos vayan  
hacia María que vela nuestro sueño y, 
con su poder, puede alejarnos

al enemigo de nuestra alma

y de nuestro cuerpo.

Repetimos pausadamente

y con devoción las palabras 
que fueron pronunciadas por 
el Arcángel Gabriel y por Santa Isabel,
 y por las palabras del "Santa María" 
que le compuso,  
con veneración la Iglesia.




El fundamento de la devoción (en otras palabras 
de la piedad) a María la encontramos en 
los Evangelios mismos. Al leerlos atentamente, 
uno se percata que la Virgen de Nazaret figura 
todo a lo largo de ellos; aunque de  forma velada
 y distante. En cambio, en los momentos decisivos 
y cruciales de la vida de su Hijo Jesús,  
el Verbo de Dios, el papel de María está explícito
 en los Evangelios.

Quienes reconocen la Biblia como un texto sagrado
 y fundacional,  le otorgan a María respeto y honra.
Por eso los cristianos católicos y ortodoxos no son
 los únicos en honrar a la Madre de Jesús:
 Es evidente que ese respeto hacia la Madre de Dios

toma fuerza y una amplitud particular en la Iglesia; 
que después del alba de su fe en Cristo le ruega 
a su Madre con las mismas palabras del Angel 
Gabriel en las Escrituras: las del “Ave María” 
conocida universalmente
 y recitada por los cristianos de todo el mundo. 
El rosario, el Magníficat, las grandes oraciones 
de alabanza y los himnos como el Acatista son
 las oraciones más antiguas del patrimonio universal
 de la devoción mariana de la Iglesia.

La devoción a María está unida a la vida

espiritual de la Iglesia
Ese tesoro de piedad se expresa, 
por otra parte, de múltiples formas  
en la Iglesia universal: las novenas a María,

 los objetos piadosos, (estatuas, imágenes y otros)

los periodos de la semana o 
 del calendario litúrgico, los lugares (capillas,

santuarios, basílicas o catedrales) dedicados
a la Virgen e incluso las consagraciones
 en su honor propuestas por los diferentes 
grupos espirituales que la han elegido como
 modelo de vida a lo largo de la historia
 de la cristiandad; muestran ampliamente 
a qué punto la devoción a María está unida

a la vida espiritual de la Iglesia. 

 En el  Concilio Vaticano II , el 21 de noviembre 
de 1964, el Papa Paulo VI proclamó el  magisterio
 de María como “Madre de la Iglesia”, 
 reafirma la importancia de la devoción popular 
 confirmando la legitimidad de las imágenes

de Cristo, de la Virgen y de los santos, frente

a  quienes tienden a eliminarlas de los santuarios. 

Ya que la piedad y la devoción hacia la Virgen
 no revelan sentimentalismo sino  amor hacia Ella,

Madre y modelo, que conduce a los hombres,
 sus hijos, a encontrar a Cristo. 
La piedad filial hacia la Madre de Jesús suscita 
en los cristianos, observa el Papa Juan Pablo II, 
“la firme decisión de imitar sus virtudes”
.




c) El Angelus

   El Angelus es la repetición del encuentro

del Angel con Nuestra Madre, en el cual

le anunció su divina Maternidad.

Recitarlo todos los días a las doce

o a las seis de la tarde, con pausa

y atención, nos traerá la presencia

de la Señora y su agradecimiento

por su recuerdo.

Como es una práctica breve, que suele

tenerse en medio del trabajo

y las ocupaciones del día, conviene

recoger nuestro pensamiento

con intensidad, ponerlo en Nuestra Señora, recitarlo sin prisa y de memoria

y aprovechar para renovar 
el ofrecimiento de nuestro trabajo

y de nuestro amor a la Vírgen.





LAS DEVOCIONES MARIANAS MAS DESTACADAS




g) La consagración a María

   Un medio eficaz para vivir fielmente los 
compromisos del Bautismo es la consagración

a María que puede hacerse de dos formas: considerando a María como Reina (consagración

de esclavitud mariana) o bien, como Madre

(de piedad filial mariana). A modo de ejemplo, señalamos las compuestas por:

San Luis María Grignon de Monfort 
(Tratado de la Verdadera devoción a la Vírgen)

y, San Alfonso María de Ligorio

(Las glorias de María).
   


ORIGENES DE LAS DEVOCIONES MARIANAS


​​

h) Otras prácticas de piedad marianas



   Las romerías o peregrinaciones a Santuarios o ermitas dedicados a la Vírgen.
   El mes de mayo, está dedicado a honrar a María. 
Su origen se remonta, en  España, 
a San Alfonso X el sabio (siglo XIII).

En este tiempo los niños suelen ofrecer flores a María, los adultos acostumbran hacer

algún sacrificio diario, rezar el Rosario en familia, etc., y todos los fieles procurarán acercarse

al Sacramento de la Penitencia para reconciliarse con Dios y tener su alma limpia

 como la de la Vírgen.

   El mes de octubre está dedicado a rezar
el Santo Rosario, costumbre que surge en siglo XIX

con ocasión de las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes, y que el Papa León XIII

lo extendiende a toda la Iglesia. En particular, se ha de promover el rezo del Rosario en familia

pues, como enseña la Iglesia, la familia que reza unida permacene unida.
   Las miradas a las imágenes de la Vírgen, 
que se encuentran en las habitaciones, calles,

iglesias (pequeña frase de amor en el interior de nuestra mente, con verdaderos votos

de fe y amor, confianza y cariño con nuestra Madre).






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d) El Escapulario

de la Vírgen  del Carmen

   Llevar el Escapulario de la Vírgen

del Carmen o alguna otra Medalla

es señal de fe en su intercesión poderosa y símbolo de nuestra alianza con Ella. 
El uso del Escapulario del Carmen

ha de ir acompañado de una disposición consciente y devota, a la par de unas prácticas de piedad marianas que pueden reducirse (si no se llegó a otras 

más largas) a las tres Avesmarías

de la noche. 
En la ceremonia de imposición,
 el sacerdote recuerda que se debe recibir "impetrando a la Santísima Vírgen 
que, con su gracia,

(de Dios), lo lleves sin pecado,

te defienda de toda 
adversidad y te conduzaca

a la vida eterna".



 

b) El Santo Rosario

   Pocas devociones son tan gratas

a María comoel Santo Rosario, recomendada por

los Romanos Pontífices con tanta insistencia. Innumerables son

las gracias que han recibido los fieles a través de esta oración, ya sea recitada en común o personalmente.

Además, es conveniente recordar que, al igual que otras prácticas

 de piedad, el Santo Rosario está favorecido con indulgencias:

parcial, si se reza

privadamente o plenaria 

si se hace en familia.

 

 f) El sábado, día de la Vírgen

   El sábado es tradicionalmente en la Iglesia

el día de la semana que se dedica a la Vírgen,

y en él podemos manifestarle de modo 

más intenso nuestro cariño, estando más pendientes de Ella

a través de jaculatorias, miradas

a las imágenes

 (se le pueden poner flores frescas ese día

a sus imágenes), recitando las oraciones tradiconales como son el "Acordaos",

"Oh Señora mía", y especialmente la Salve.





                     MAGNIFICAT

  
''Proclama mi alma la grandeza

del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios,

mi salvador;
porque ha mirado la humillación

de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas

las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho

obras grandes en mi:
Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes 
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel,su siervo,acordándose de la misericordia
-como lo había prometido

a nuestros padres-
en favor de Abrahan

y su descendencia

por siempre.''
(Lc 1, 46-55)