​​​       SOS-SOPLO DE SANTIDAD

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MINISTERIO CATOLICO MISIONERO DE EVANGELIZACION 

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LO QUE NOS PIDAS...HAREMOS

       A DONDE MANDES IREMOS . . .


A A DONDE MANDES...IREMOS

SOS-SOPLO DE SANTIDAD

LO QUE NOS PIDAS HAREMOS

MINISTERIO CATÓLICO MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN



San Miguel Febres Cordero


(año 1910)

Hermano Cristiano, Educador y Publicista.
El niño de pies deformes que llegó muy lejos.

 Cuando Miguel Febres era muy niño, todos le tenían lástima por sus pies deformes.

Pero pocos educadores han llegado tan lejos como él en éxitos educativos.

El día de su nacimiento en Cuenca, Ecuador, el 7 de noviembre de 1854, sus padres tuvieron

una gran tristeza al ver que el niño tenía los pies deformes. Y a los cinco años el pequeñín

todavía no había dado los primeros pasos.

Pero sucedió que un día observando un rosal florecido en el jardín de su casa gritó:

"Miren qué hermosa es la señora que está sobre las rosas". Acudieron los familiares pero no vieron

nada especial; sin embargo el niño seguía diciendo: "Miren cómo es de hermosa. Tiene un vestido blanco

y un manto azul y me llama". Y luego todos quedaron maravillados al ver que el niño se levantó

y comenzó a caminar. Estaba curado. La Virgen había empezado a ayudarle de manera impresionante.

El gran Presidente del Ecuador, católico ejemplar y mártir, Gabriel García Moreno, hizo llegar a su país

a los Hermanos Cristianos, formidables educadores. Y estos buenos religiosos fundaron un colegio

en Cuenca, y allí fue matriculado Miguel Febres, el cual quedó encantado de las cualidades pedagógicas

que tiene los Hermanos de la Salle. Miguel sobresalía entre los alumnos por su gran inteligencia

pero sobre todo por su inmenso deseo de aprender. Cuando los demás alumnos se iban a sus casas,

él se quedaba en el colegio repasando sus lecciones y ayudando a los religiosos

en los oficios de la casa. Ellos empezaron a tenerle gran aprecio y especial cariño.

Miguel deseaba ser Hermano Cristiano, pero sus familiares se le oponían porque ellos eran de clase rica

y en cambio aquellos religiosos vivían muy pobremente en ese tiempo en Ecuador. Lo envían a otro instituto

pero allí se enferma y tiene que volver a su casa. Entonces al fin la familia le permite hacerse religioso

Lasallista y toma el nombre de Hermano Miguel. Es transferido a Quito para que la familia

no logre allá en Cuenca atraerle mucho hacia la vida mundana.

El trabajo del Hermano Miguel desde que entra a la comunidad hasta su muerte será sumamente

intenso y no conocerá descanso ni tiempos perdidos en inutilidades. Dedicado de tiempo completo

a ser útil a los demás, todas las horas del día dando clase, enseñando catecismo, atendiendo enfermos,

estudiando idiomas (logra hablar cinco idiomas: alemán, inglés, italiano, francés y latín)

y escribiendo libros.

El hermano Miguel se ha convencido del enorme influjo que las buenas lecturas ejercen en las personas.

Para muchos será más provechoso leer un buen libro que escuchar un sermón. Hay gentes a las cuales

el Señor Dios les quiere hablar por medio de una buena lectura, y allí en las páginas de un libro formativo

les espera la gracia divina para transformarlas. Por eso nuestro santo se dedica con una actividad

casi increíble a propagar libros formativos entre el pueblo.

Es interesante constatar que el Hermano Miguel, sin haber hecho cursos especiales,

sólo con el propio esfuerzo por autoformarse y autoinstruirse, logra llegar a publicar más de cien libros

en una nación pequeña como es Ecuador. Muchos de sus libros son adaptaciones de obras

que habían gustado en otros países. El estilo que nuestro hermano tenía para dar clases era muy ameno

y agradable, y ese mismo estilo fue el que empleó en los libros que publicó. Por eso agradaban tanto

a la gente sencilla.

Fue admitido como socio en la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y en la Academia de Venezuela,

y en la de Francia. Pero más que estos honrosos títulos mundanos, un título que él aprecia inmensamente

es el "Preparador de niños a la Primera Comunión". Por 26 años seguidos preparará tandas y tandas de niños

cada uno a recibir la primera vez a Jesús en la Eucaristía. Y esa preparación la recordarán después

sus alumnos con gratitud y veneración.

En 1907 los Superiores Mayores de su congregación lo invitan a que vaya a Europa a dirigir

la publicación de libros que la Comunidad repartirá por muchos países. Se dirige a Bélgica,

pero el clima de aquel país, con sus inviernos tan rígidos, le afecta la salud. Sin embargo,

sigue trabajando fuertemente. Lo trasladas a España, donde el clima es más suave, y el 9 de febrero

de 1910, atacado por una pulmonía, muere santamente.

Los hermanos le comentan la gran falta que su prodigiosa actividad le va a hacer a su Congregación,

y él les responde: "Otros lo harán mejor que yo", y recuerda aquel consejo de Jesucristo:

"Cuando hayáis hecho lo que se os ha encomendado, decid: siervos inútiles somos.

Solamente hicimos lo que teníamos el deber de hacer" (Luc. 17,10).

Después de su muerte empezaron a obtenerse milagros maravillosos por la intercesión

del hermano Miguel, y el 21 de octubre de 1984 el Papa Juan Pablo II lo declaró santo.

San Miguel Febres Cordero: te rogamos por todos los que en el mundo se dedican a publicar,

o a difundir buenas lecturas. Haz que a imitación tuya nos gastemos y nos desgastemos por llevar

a muchos otros ese mensaje salvador que es un libro religioso. Recuérdanos a todos

que leer periódicos es leer para olvidar, pero que leer un buen libro es leer para recordar.

Y que abrir un libro espiritual es empezar a escuchar mensajes salvadores del Dios del cielo.

Propósito: Recordaré aquel consejo de San Alfonse de Ligorio: "En vez de hacer penitencia

llevando cilicios o dándose azotes, un buen sacrificio que hace inmenso bien al alma consiste

en esto: no dejar un día sin leer alguna página de un libro espiritual. Esto sí hace progresar

el alma y lo lleva hacia la santidad." ¿Seré capaz de hacer un sacrificio tan provechoso?

¡Quiera Dios que sí logre hacerlo!.