Nació en Lisboa, en 1195. Santo franciscano de origen portugués,
sacerdote y doctor de la Iglesia. Su nombre de nacimiento era Fernando Martins;
era hijo primogénito de Martín de Alfonso, caballero portugués descendiente
de nobles franceses (los Bouillon), y de María Taveira.
Estudió en la escuela catedralicia, donde un tío suyo era maestrescuela; más tarde,
en torno a 1210, ingresó en el monasterio de canónigos regulares de San Agustín
de San Vicente de Fora, cerca de Lisboa. Allí tuvo como maestros al propio prior,
Pedro, y a un hombre de amplios conocimientos como Petrus Petri. Pero su familia
y amigos no aceptaron su vocación y trataron de hacerle abandonar.
Para evitar estas presiones renunció a la herencia familiar y se trasladó en 1212
al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, importante centro de enseñanza religiosa
que contaba con una gran biblioteca. En este otro lugar recibió la influencia
de la escuela teológica de San Víctor (París) a través de profesores que habían
estudiado allí. Tampoco en Coimbra encontró tranquilidad, pues el monasterio
se vio afectado por el enfrentamiento entre el rey Alfonso II de Portugal y el papa
Inocencio III: su propio prior, Juan, fue excomulgado por apoyar al primero.
Hacia 1219, fecha en que probablemente era ya sacerdote, conoció a la pequeña comunidad franciscana de Coimbra, establecida poco antes en el eremitorio de Olivais, y se sintió
atraído por su modo de vida fraterno, evangélico y en pobreza. Cuando poco después
llegaron a su monasterio restos de los primeros mártires franciscanos, muertos
en Marrakech, decidió ingresar en la nueva orden, que a causa de su reciente creación
aún estaba poco extendida y carecía del prestigio que alcanzaría más adelante.
Fray Juan Parenti, provincial de España, presidió la sencilla ceremonia de toma de hábito franciscano (verano de 1220), en la que cambió el nombre de Fernando por el de Antonio
(el eremitorio de Olivais estaba dedicado a San Antonio Abad), símbolo
de su cambio de vida.
Tras un breve noviciado, e impulsado por el ejemplo de los mártires franciscanos, parece
que en otoño de ese mismo año embarcó hacia Marruecos junto con otro hermano de orden,
fray Felipe de Castilla, para alcanzar él mismo el martirio. Sin embargo, al poco
de desembarcar contrajo la malaria, enfermedad que le dejaría secuelas
para toda la vida; convaleciente todo el invierno, se vio obligado a abandonar el país.
Su intención era ahora llegar a las costas españolas y desde ellas volver por tierra
a Portugal, pero una tempestad llevó el barco en que viajaba hasta Sicilia.
Permaneció algún tiempo en Milazzo (costa noreste de la isla), donde había
una comunidad franciscana, para completar su recuperación. En junio de 1221 asistió
al capítulo de su orden en Asís ("capítulo de las Esteras", que convocó a 3.000 franciscanos);
allí conoció a San Francisco de Asís y decidió no regresar a Coimbra para ponerse
al servicio de fray Gracián, provincial de la Romaña (circunscripción franciscana
que abarcaba todo el norte de Italia).
Éste lo envió durante un año al eremitorio de Montepaolo (cerca de Forli) para que
se fortaleciese antes de encomendarle alguna misión de apostolado.
A mediados de 1222, ya con buena salud, predicó en la catedral de Forli
(sin haber preparado previamente sus palabras, pero con gran profundidad)
con ocasión de unas ordenaciones de franciscanos y dominicos.
Su provincial le nombró predicador y le encargó ejercer su ministerio por todo el norte
de Italia, donde se extendía por muchos lugares el catarismo. Recorrió así, enseñando,
numerosos lugares. Su labor catequética en Rímini en 1223, por ejemplo, fue difícil,
pero sus exhortaciones y discusiones públicas acabaron teniendo éxito, logrando
convertir entre otros a Bononillo, obispo cátaro. A finales de este año o principios
de 1224 estuvo también en Bolonia, enseñando teología a otros frailes franciscanos
en el convento de Santa María de la Pugliola; fue el primer maestro de la orden,
recibiendo para ello el permiso de San Francisco, que le escribió una carta
llamándole "mi obispo".
Hacia 1224 o 1225, sus superiores lo trasladaron al sur de Francia, donde los albigenses
tenían más fuerza que en Italia. Su método para combatir la herejía consistió
en llevar una vida ejemplar, en charlas con los no creyentes y en catequesis para fortalecer
la fe de los cristianos. Prosiguió su enseñanza teológica en Montpellier
(donde se formaban los franciscanos y dominicos que iban a predicar en la región)
y Tolosa (ciudad con fuerte presencia albigense), además de ser guardián del convento
de Le Puy-en-Velay (al oeste de Valence y Lyon) y, desde el capítulo de Arlés de 1225,
custodio de Limoges. Como tal estableció la residencia de los franciscanos
de la ciudad en una antigua ermita benedictina y fundó un convento cerca de Brieve.
A finales de 1225 participó en el sínodo de Bourges, que examinó la situación
de la región. San Antonio de Padua señaló a los prelados la necesidad de vivir
sencillamente para dar ejemplo; el obispo de Bourges, Simón de Sully, respondió
a sus palabras y aplicó en lo sucesivo la reforma de costumbres, ayudándose
de franciscanos y dominicos para la evangelización de su diócesis.
La muerte de San Francisco el 3 de octubre de 1226 le obligó a viajar a Asís,
como custodio de Limoges, para asistir al capítulo general que debía elegir
nuevo ministro general; éste tuvo lugar el 30 de mayo de 1227, siendo elegido
fray Juan Parenti. Buen conocedor de la valía de Antonio, le nombró provincial
de Romaña. Muy querido por sus frailes, recorrió los lugares de su provincia
donde había conventos franciscanos; uno de ellos fue Vercelli, donde predicó
en la catedral con gran impacto y conoció al teólogo y canónigo regular Tomás Galo.
También por entonces debió estar durante estancias largas en Padua, donde fundó
una escuela de franciscanos y comenzó a escribir una serie de sermones.
Fruto de su labor fue el aumento de las misiones de predicación y la fundación
de numerosos conventos. En el capítulo general de 1230, reunido con ocasión
del traslado de los restos de San Francisco a su basílica de Asís, pidió a Parenti
que le retirase el cargo, a causa de su mala salud.
El general aceptó su renuncia a cambio de formar parte de una comisión
que debía presentar al papa Gregorio IX varias cuestiones sobre la regla franciscana
que el pontífice debía estudiar y aprobar. Ante él y la curia romana predicó
por entonces Antonio, siendo escuchado con entusiasmo: el papa lo llamó
"Arca del Testamento". Es posible que colaborase en la redacción de la bula Quo elongati, respuesta a los problemas planteados por la orden al pontífice.
Después marchó al que sería su último destino, Padua, en la que se entregó
con tal ardor que en lo sucesivo a su nombre quedaría asociado el de la ciudad:
Antonio de Padua. Se instaló primero en la capilla de la Arcella, junto al convento
de clarisas, pero solía predicar en el convento franciscano de Santa María,
extramuros de la ciudad.
Escribió, por petición del cardenal Reinaldo dei Segni (el futuro Alejandro IV),
una serie de sermones según las fiestas del año litúrgico y predicó hasta
el agotamiento la Cuaresma de 1231; a sus sermones diarios asistió gran parte
de la ciudad y consiguió del Consejo Mayor de la ciudad la liberación de los deudores
presos por no tener medios con qué pagar sus deudas
(origen del "Estatuto de San Antonio"). Poco después, el podestá Esteban Badoer
le rogó que solicitase al poderoso Ezzelino IV da Romano la liberación de varios
nobles paduanos que tenía prisioneros; de este modo, viajó a Verona y se entrevistó
con Ezzelino, aparentemente sin éxito, si bien unos meses después de la muerte
de Antonio acabaría por ceder.
En mayo, habiendo empeorado su salud por el viaje, se retiró al cercano lugar
de Camposampiero para descansar y terminar de escribir los Sermones.
Pero la gente tuvo conocimiento del lugar en que estaba y acudió en masa a oírle
y pedirle consejo. El viernes 13 de junio sufrió un colapso y, ante el próximo fin,
pidió que le trasladasen a Padua. Así se hizo, aunque para evitar las multitudes
se detuvieron en la Arcella, donde murió Antonio esa misma tarde tras recibir
la extremaunción y recitar los salmos penitenciales. No tenía aún cuarenta años,
y había ejercido su intensa predicación poco más de diez.
Orador sagrado, fundador de hermandades y de cofradías, teólogo y hombre
de gobierno, dejó varios tratados de mística y de ascética y se publicaron todos
sus sermones. Un año después de su muerte fue beatificado. Su culto, muy popular,
se generalizó a partir del siglo XV. Su representación más valiosa se debe a Goya,
quien lo plasmó en San Antonio de la Florida. Fue proclamado doctor de la Iglesia
en el año 1946. Su fiesta se celebra el 13 de junio.
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