​​​       SOS-SOPLO DE SANTIDAD

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MINISTERIO CATOLICO MISIONERO DE EVANGELIZACION 

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LO QUE NOS PIDAS...HAREMOS

       A DONDE MANDES IREMOS . . .


A A DONDE MANDES...IREMOS

SOS-SOPLO DE SANTIDAD

LO QUE NOS PIDAS HAREMOS

MINISTERIO CATÓLICO MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN


Obispo 


Año 560


Medardo significa: "audaz y valeroso" (Med: audaz. Adr: valeroso. Del antiguo alemán).

San Medardo es el santo preferido de los campesinos de Francia.

Le tienen gran fe para que les obtenga lluvias para los tiempos de la siembra,

y para que les cuide sus viñedos o plantaciones de uva, contra los ladrones y el mal tiempo.

Siendo muy joven, una vez le regaló su caballo a un pobre viajero que lloraba

porque los ladrones le habían robado el caballo en el que viajaba.

Su papá al verlo tan generoso para con los necesitados opinó que el hijo

más iba a servir para sacerdote que para negociante. Y así sucedió.

A los 33 años fue ordenado sacerdote, y siguió ejercitando una gran caridad

para con los pobres. A los estudiantes muy necesitados los sentaba a su mesa,

gratuitamente para que se alimentaran lo mejor posible. Con sus oraciones obtuvo

lluvias para los campos, y en otras ocasiones libró de granizadas los cultivos.

Como era un sacerdote verdaderamente ejemplar fue elegido obispo y entonces

le sucedieron unas anécdotas que se han hecho famosas.

Tenía San Medardo una vaquita, y para saber por dónde andaba el animalejo le había

colgado al pescuezo una campanilla que iba anunciando por dónde estaba pastando.

Y sucedió que un ladrón le robó la vaca. El ratero le quitó la campanilla del pescuezo

y la echó entre las alforjas, pero la campana seguía sonando. Entonces la llenó de pasto

y la escondió entre el montón de pasto seco de su pesebrera, pero la campana siguió sonando.


Al fin el ladrón dispuso enterrar la campana en el suelo, pero apenas se acostó para dormir, empezó a oír que seguía sonando. Desesperado sacó la campana y colgándola otra vez

del pescuezo de la vaca se fue a donde el santo y le devolvió el animal robado, diciéndole: 

"Padre, aquí le traigo su vaca, porque la campanilla no quiso dejar de sonar

ni por un momento", y San Medardo le dijo sonriente: "Hijo, lo que sonaba

no era la campanilla, era tu conciencia, que no quería que te quedaras

en paz con este pecado". Al otro le fue muy provechosa esta lección.

Tenía San Medardo un cultivo de matas de uva y una noche en pleno tiempo de cosecha

entraron los ladrones a robarle las uvas. Pero cuando ya tenían los costales llenos,

fueron a salir y no encontraron la puerta de salida. Les parecía como si se hubieran

vuelto ciegos, porque por ninguna parte encontraron la puerta de salida.

Y así amaneció y llegó el santo, y ellos muy asustados le pidieron perdón

y con tal de que no los denunciara, le dejaron también los costales, y así el santo

recolectó sus uvas gratis y de encima le dieron los costales.

También tenía San Medardo unas colmenas que le producían muy buena miel,

y las abejas eran muy mansas y muy buenas. Pero un día llegó un ratero a robarse

la miel y las abejas lo persiguieron tan terriblemente que al otro no le quedó

otro remedio que meterse a la casa del santo a pedirle que rezara por él.

San Medardo echó una bendición a las abejas y estas se fueron muy obedientes,

y él vuelto hacia el ladrón le dijo: "Esto es señal de los castigos que te pueden llegar

si sigues robando. Ahora son unas sencillas abejas, pero después los que

te picarán serán tus remordimientos eternamente". Y el otro no volvió a robar.