poeta


Doctor de la Iglesia


Año 373


Espíritu Santo:

envíanos muchos poetas y escritores que como tu fiel discípulo San Efrén,

redacten bellos escritos que nos entusiasmen

a todos por nuestra santa religión católica.

 

 Efrén significa: "muy fructífero".

San Efrén logró ya durante su vida gran fama como poeta y compositor de himnos religiosos,

y en la antigüedad fue el más grande poeta cantor de la Santísima Virgen.

La Iglesia Católica lo ha declarado Doctor de la Iglesia y los antiguos lo llamaban

"Arpa del Espíritu Santo". Tenía especialísima cualidad para escribir poesías,

y San Basilio dice que era tal la estimación que los antiguos tenían por sus escritos,

que después de las lecturas de la Sagrada Escritura, en varias iglesias

se leía alguna página escrita por este santo.

El mejor triunfo de San Efrén es el que a él le debemos en gran parte la introducción

de los cánticos sagrados e himnos en las ceremonias católicas. Por medio de la música,

los himnos se fueron haciendo populares y se extendieron prontamente por todas las iglesias. Los himnos de San Efrén se hicieron famosos por todas partes.

Efrén nació en Nisibe, Mesopotamia (Irak) en el año 306. El afirma de sí mismo

que de joven no le daba mucha importancia a la religión, pero que cuando le llegaron

las pruebas y los sufrimientos, entonces así se dio cuenta de que necesitaba de Dios.

El santo narra que en un sueño vio que de su lengua nacía una mata de uvas,

la cual se extendía por muchas regiones, llevando a todas partes racimos muy agradables

y provechosos. Con esto se le anunciaba que sus obras (sus himnos y cantos)

se iban a extender por muchas regiones, llevando alegría y agradabilidad.

El obispo lo nombró director de la escuela de canto religioso de su ciudad, y allí formó

muchos maestros de canto para que fueran a darle solemnidad a las fiestas religiosas

de diversas parroquias.

Los persas de Irán invadieron la ciudad de Nisibe, tratando de acabar con la religión católica,

y entonces Efrén junto con gran número de católicos, huyeron a la ciudad de Edesa,

y en esa ciudad pasó los últimos años de su vida, dedicado a componer sus inmortales poesías,

y a rezar, meditar y enseñar religión a cuantos más podía. Dicen que la idea de dedicarse

a componer himnos religiosos le llegó al ver que los herejes llevaban mucha gente

a sus reuniones por medio de los cantos que allí recitaban. Y entonces Efrén dispuso

hacer también muy simpáticas las reuniones de los católicos, por medio de himnos

y cánticos religiosos, y en verdad que logró conseguirlo.

Para mejor inspirarse, nuestro santo buscaba siempre la soledad de las montañas,

y en los sitios donde santos monjes y eremitas vivían en oración y en continuo silencio.

Allí lejos del remolino de la vida social, le llegaba mejor la inspiración de lo alto.

Pero el obispo de Edesa al darse cuenta de las cualidades artísticas del santo lo nombró

director de la escuela de canto de la ciudad y allí estuvo durante 13 años (del 350 al 363) formando maestros de canto para las parroquias. Y sus himnos servían en las iglesias

para exponer la doctrina cristiana, alejar las herejías y los vicios, y aumentar el fervor

de los creyentes. Y aun hoy sus composiciones poéticas siguen siendo

de grandísimo provecho para los lectores. El expone las enseñanzas de la religión católica demostrando gran admiración por nuestros dogmas, o grandes verdades de la fe.

Dicen los historiadores que cuando hablaba de la segunda venida de Cristo

y el día del juicio final, empleaba una elocuencia tan vigorosa que el pueblo estallaba

en gemidos y sonoros llantos. Y en sus predicaciones consideraba como deber suyo principalísimo prevenir y preparar al pueblo para que nadie se dejara engañar

por los errores de las sectas.

Los herejes se quejaban de que los muy bien ensayados coros de Efrén

en los templos católicos atraían tantos devotos, que los templos de las sectas

se quedaban vacíos.

La humildad de San Efrén era tan grande que se creía totalmente indigno de ser sacerdote (Aunque las gentes lo consideraban un gran santo, y su vida era la de un fervoroso

monje o religioso). Por eso prefirió quedarse de simple diácono.

La última vez que tomó parte en los asuntos públicos fue en el año 370 cuando hubo

una gran carestía y una pavorosa escasez de alimentos. Los ricos habían acaparado

los alimentos y se negaban a repartirlos entre los pobres por temor a que se aprovecharan

los avivados. Entonces San Efrén se ofreció de mediador y como a él si le tenían

total confianza, organizó un equipo de entrenados distribuidores y logró llevar

cuantiosos alimentos a las gentes más necesitadas.


En una grandísima epidemia organizó un grupo de 300 camilleros y con ellos recogía

a los enfermos y los llevaba a sitios especiales para tratar de conseguir su curación.

Uno de sus biógrafos comenta: "Estas dos labores fueron dos ocasiones formidables

que Dios le dio a nuestro santo, para que se ganara dos bellísimas coronas más

para la eternidad: la de calmar el hambre de los más pobres y la de devolverles la salud

a los enfermos más abandonados". Seguramente al llegar al cielo, habrá oído de labios

de Jesús aquella bellísima frase que El prometió que dirá un día a los que ayudan

a los pobres y enfermos: "Estuve enfermo y me fuiste a visitar: tuve hambre

y me diste de comer. Ven al banquete preparado desde el comienzo de los siglos".

(Mt. 25,40).

De San Efrén se conservan 77 himnos en honor de Cristo, de la Virgen Santísima

y de los temas más sagrados de la religión católica. Su admiración inmensa hacia

los sufrimientos son verdaderamente admirables y conmovedoras.

Con razón las gentes lloraban cuando lo escuchaban o cuando leían

sus emocionantes escritos. Por Jesús y por María tenía los más profundos sentimientos

de simpatía y admiración. A María la llama siempre "Madre de Dios".

Su muerte sucedió probablemente en junio del año 373.





























































































































 

         ORACION DE CUARESMA DE SAN EFREN




























































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MINISTERIO CATOLICO MISIONERO DE EVANGELIZACION 

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HIMNO A LA NATIVIDAD DE CRISTO


«El Señor vino a ella para hacerse siervo.
El Verbo vino a ella para callar en su seno.
El rayo vino a ella para no hacer ruido.
El pastor vino a ella, y nació el Cordero, que llora dulcemente.
El seno de María ha trastocado los papeles:
Quien creó todo se ha apoderado de él, pero en la pobreza.
El Altísimo vino a ella (María),
pero entró humildemente.
El esplendor vino a ella, pero vestido con ropas humildes.
Quien todo lo da experimentó el hambre.
Quien da de beber a todos sufrió la sed.
Desnudo salió de ella, quien todo lo reviste (de belleza).»

(Himno «De Nativitate» 11, 6-8).


A A DONDE MANDES...IREMOS

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LO QUE NOS PIDAS...HAREMOS

LO QUE NOS PIDAS HAREMOS

SOS-SOPLO DE SANTIDAD

MINISTERIO CATÓLICO MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN

​​​       SOS-SOPLO DE SANTIDAD

       A DONDE MANDES IREMOS . . .



HIMNO LA CANCION DE CUNA DE MARIA



​He mirado asombrado a María que amamanta a Aquél
que nutre a todos los pueblos,
pero que se ha hecho niño.
Habitó en el seno de una muchacha, Aquél que llena de sí el mundo (...).
Un gran sol se ha recogido y escondido en una nube espléndida.
Una adolescente ha llegado a ser la Madre de Aquél
que ha creado al hombre y al mundo.
Ella llevaba un niño, lo acariciaba, lo abrazaba,
lo mimaba con las más hermosas palabras y lo adoraba diciéndole:
Maestro mío, dime que te abrace .
Ya que eres mi Hijo, te acunaré con mis canciones;
soy tu Madre, pero te honraré.
Hijo mío, te he engendrado, pero Tú eres más antiguo que yo;
Señor mío, te he llevado en el seno, pero Tú me sostienes
en pie.
Mi mente está turbada por el temor,
concédeme la fuerza para alabarte .
No sé explicar cómo estás callado,
cuando sé que en Ti retumban los truenos.
Has nacido de mí como un pequeño ,
pero eres fuerte como un gigante;
eres el Admirable, como te llamó Isaías cuando profetizó sobre Ti.
He aquí que todo Tú estás conmigo,
y sin embargo estás enteramente escondido en tu Padre.
Las alturas del cielo están llenas de tu majestad,
y no obstante mi seno no ha sido demasiado pequeño para Ti.
Tu Casa está en mí y en los cielos. Te alabaré con los cielos.
Las criaturas celestes me miran con admiración y me llaman Bendita.
Que me sostenga el cielo con su abrazo,
porque yo he sido más honrada que él.
El cielo, en efecto, no ha sido tu madre; pero lo hiciste tu trono.
¡Cuánto más venerada es la Madre del Rey que su trono!
Te bendeciré, Señor, porque has querido que fuese tu Madre;
te celebraré con hermosas canciones.
Oh gigante que sostienes la tierra y
has querido que ella te sostenga, Bendito seas.
Gloria a Ti, oh Rico, que te has hecho Hijo de una pobre.
Mi magnificat sea para Ti , que eres más antiguo que todos,
y sin embargo, hecho niño, descendiste a mí.
Siéntate sobre mis rodillas ;
a pesar de que sobre Ti está suspendido el mundo,
las más altas cumbres y los abismos más profundos (...).
Tú estás conmigo, y todos los coros angélicos te adoran.
Mientras te estrecho entre mis brazos,
eres llevado por los querubines.
Los cielos están llenos de tu gloria, y sin embargo
las entrañas de una hija de la tierra te aguantan por entero .
Vives en el fuego entre las criaturas celestes,
y no quemas a las terrestres.
Los serafines te proclaman tres veces Santo:
¿qué más podré decirte, Señor?
Los querubines te bendicen temblando,
¿cómo puedes ser honrado por mis canciones?


(SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno La canción de cuna de María , 18, 1-23)